sábado, 15 de junio de 2019

ATENEO DEL VINO DE EL PUERTO: Visita a la viña y bodega «La Blanquita»

El sábado 15 de junio de 2019 los socios del ATENEO DEL VINO DE EL PUERTO realizaron una visita a la bodega y viña «La Blanquita» de Jerez. Fueron atendidos por Francisco Barba González, «Curro de La Blanquita», y por su hijo Curro.

FINCA «LA BLANQUITA»
La finca «La Blanquita» y su casa de viña, en el mítico Pago Balbaina, está en la margen derecha, dirección Jerez, de la carretera A-2078 Jerez-Rota, kilómetro 8,7, a caballo entre los términos municipales de El Puerto y Jerez, aunque toda ella en el municipio jerezano.
Entrada señalizada de la finca. En la cima de la loma la casa-viña   
La finca se sitúa en las coordenadas 36°43'01.6" Latitud N y 6°12'53.2" Longitud W.
Foto de satélite de la casa de viña y de parte de la finca (Tomada de Google Maps)
Por su interés reproducimos el croquis de la finca originaria que conserva la familia Barba.
Croquis de la finca originaria «La Blanquita»
La finca ya estaba relacionada en el Plano Parcelario de Adolfo López Cepero publicado en 1904.
Situación de la finca en el Plano Parcelario de Adolfo López Cepero (1904)
En la actualidad «La Blanquita» tiene una extensión de 50 ha plantadas exclusivamente de la variedad Palomino Fino. Viña cuidadosamente llevada con liños perfectamente alineados, en espalderas y preparado en poda vara y pulgar.
Vista parcial del viñedo (parcela izquierda de la entrada de la finca) con Jerez al fondo
Así estaban las cepas de Palomino a mediados del mes de junio de 2019, aunque Curro Barba decía “este año la cosecha al 50% del pasado, no ha llovido”.
Cepa de Palomino (junio de 2019)
FRANCISCO BARBA GONZÁLEZ
El, hoy, octogenario viticultor sanluqueño Francisco Barba González, “Curro de La Blanquita” (1935), de joven trabajaba como jornalero en Sanlúcar. Le llega la hora de hacer el servicio militar, realizándolo  en la Base Aérea de La Parra (Jerez). Al terminarlo, emigra para trabajar como pintor en Barcelona. Se cuenta que hizo algunas “perritas” pintando los números de los barcos que desde Barcelona concurrían a una regata internacional en las aguas del Mar Mediterráneo.
Curro Barba González a la entrada de la bodega
Muy a finales de 1969 compra, invirtiendo todos sus ahorros, una parcela de 15 ha de viñedo viejo y casa de viña en la margen derecha de la carretera Jerez-Rota. Curro Barba se ha convertido en viticultor cosechero vendiendo las uvas a las bodegas obteniendo escasos beneficios.
Deja de vender uva y comienza a vender “mosto a la piquera” (mosto yema) a Bodegas González Byass y a otras bodegas del Marco del Jerez. Posteriormente comienza a vender el “vino al deslío” que se paga más caro.
Con gran esfuerzo económico compra dos nuevas parcelas llegando a poseer, a la fecha, casi 50 ha dedicadas a Palomino.
Actualmente, con 84 años recién cumplidos, a Curro le ayuda su hijo mediano, Currito, único de los tres que se dedica a la viticultura. El mayor es piloto de líneas aéreas y la pequeña es técnica en la F.A.O. (Food and Agriculture Organization [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación]).
Le gusta decir “Esto da para vivir, con mucho trabajo, y para poco más. Es muy sacrificado y exige estar pendiente todo el día y todos los días”.
El negocio familiar produce unas 600 botas de mosto de Palomino (250.000-300.000 L) siempre con la esperanza del aumento de los precios de la uva y del mosto: “Jerez sigue siendo de las pocas Denominaciones de Origen en la que se paga por kilo”. Defensores de la importancia de la viña y del pago, origen de la uva: “Balbaina da vinos afamados por su finura”.
Se entristece hablando de las lomas que se divisan a las que se arrancaron las viñas. De su vecina Viña «El Caballo», plantada con variedades distintas de la Palomino, comenta: “Al menos en esa sigue habiendo viña”.
A diario, en invierno y en verano, Curro está en la viña o departiendo con sus amigos en la Venta «El Cepo» o en la Venta «El Rubio». Algunas veces va a la vecina Viña «La Torre» para hablar con el amigo Manuel Galán.
Un amigo, Rafael García González, “El Kubala”, era el encargado de cuidar las soleras de la bodeguita municipal de Jerez, en tiempos del alcalde Pedro Pacheco Herrera, cuyos finos refrescaba con los sobretablas de Curro Barba. Alguna vez el Rey Juan Carlos I probó este fino y desde ese día Rafael García se encargó de surtir de vino fino a la Casa Real. A la muerte de Rafael se interrumpió la relación.
A través del primogénito de Curro, compañero y amigo de José Manuel Zuleta Alejandro, Duque de Abrante, Jefe de la Secretaría de S.M. la Reina, vuelve a proveer de su fino a la Casa Real con un envío anual.
Curro ha visitado un par de veces el Palacio de la Zarzuela para mantener la bota real.
Hoy, sus vinos siguen refrescando las soleras de “Tío Pepe” así como los de algunas bodegas portuenses y jerezanas.

LA BODEGA
La casa-viña, dedicada a bodega, debe su nombre a su blancura, que destaca sobre la loma con los rayos de sol.
Exterior de la casa-viña
Una gran puerta de dos hojas rotulada encima  del dintel con unos azulejos da la entrada a la bodega de la viña «La Blanquita».
Rotulo de entrada a la bodega
A mediados de la década de los 70 monta el lagar o casa de máquinas y años después construye la nave auxiliar para instalar los depósitos. Ha fundado la bodega de vinificación que tiene depósitos de acero inoxidable y de fibra de vidrio con interior vitrificado capaces de acumular 500.000 L de mosto.
Depósitos de vinificación
También, monta una solera de 200 botas de fino para su consumo y el de sus amigos, al que no deja engordar con el método de las “ventas en falso” (sacas de vino para refrescarlo con un joven sobretabla para vigorizar el velo de flor). Ya tiene bodega de crianza.
Bodega de crianza
En la bodega de crianza se conservan utensilios bodegueros (copero con catavinos, jarras para el trasiego, canoas,  aspillas, venencias, …). Todo preparado para las faenas bodegueras.
Canoa y jarra para el trasiego
Acabada la visita, bajo la sombra de enormes moreras, en el almijar de la casa, la familia Barba ofreció mosto, fino y amontillado para su cata que fueron acompañados por aperitivos.
Etiqueta de un embotellado especial
 
Ya casi a las 3 de la tarde todos se dirigieron a comer a la bodega de la cercana Venta «El Cepo».

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